Nuestro rostro está configurado naturalmente como la letra "V". La anatomía del cráneo facial por sí sola explica la disminución de los contornos faciales desde el pómulo sobre las mejillas, la línea del mentón hasta el mentón. El rostro joven muestra esta tensión en particular, con la piel, la hipodermis, el tejido conectivo, la grasa y los músculos resistiendo la gravedad. Esta "V" evoca una asociación con la juventud, la belleza y el atractivo en cada espectador. Es (casi) irrelevante cómo se ve tu cabello, frente u ojos. Incluso las diferencias éticas no cambian este principio: una cara en "V" siempre es hermosa.
A partir de los 25 años, en torno a los 25 años, aparecen las primeras consecuencias del envejecimiento, también en nuestro rostro. Y aunque las líneas y las arrugas son quizás más obvias, no hacen que nuestro rostro sea menos atractivo. Un pliegue nasolabial tampoco es el problema principal. Los labios más débiles o las bolsas diminutas debajo de los ojos también son efectos secundarios. La causa estética real es la inversión de la "V" en una "V invertida" (ver imagen). Y, sin embargo, son precisamente estos cambios en los que se ha centrado la medicina estética en las últimas décadas. Conociendo la filosofía "V", es comprensible por qué el tratamiento de estos cambios con rellenos y botox rara vez tiene éxito. Porque en lugar de restaurar la tensión en "V", inyectas pliegues con mucho volumen y peso, provocando incluso una caída más en la "V".
Basándonos en este conocimiento, comenzamos en 2015 a inyectar los rellenos altamente reticulados (= estables y relativamente rígidos) disponibles en ese momento, como Juvederm Voluma, profundamente en los pómulos. Los otorrinolaringólogos se beneficiaron del conocimiento anatómico de muchas otras operaciones en la cara. Porque en esta región hay algunos vasos grandes y nervios sensibles. Paso a paso también colocamos el relleno debajo del periostio para que partes del relleno permanecieran estables y en posición por mucho tiempo. Los resultados fueron impresionantes: con la reconstrucción del antiguo cuerpo graso malar se pudo restaurar un punto fijo en la cara superior, lo que tuvo numerosas consecuencias positivas: